Las competencias versus la formación educativa.

 




Si la Republica Dominicana quiere incorporarse a un Estado

en desarrollo, debe entender que tan solo se logra a través de

la educación y la ME tiene el 4% para ello, solo falta la acción

real.



Dr. Patricio Ripol Concepción.

“Las competencias son una combinación de conocimientos,

habilidades (intelectuales, manuales, sociales), actitudes

y valores que capacitarán a un titulado para afrontar con

garantías la resolución de problemas o la intervención en

un asunto en un contexto académico, profesional o social

determinado”. (González, 2008, p. 8).

Las competencias no son herramientas para promover,

mantener el agrado y la cuantía individual de una institución

educativa, son capacidades conceptuales del saber analizar

comprender, razonar; son capacidades procedimentales, para

saber hacer: investigar, construir, desarrollar y sobre todo

capacidades actitudinales para saber-ser: aceptar, crear,

participar.

Las competencias envuelven un futuro prometedor, esto

es sin inducir al pupilo a tener por cierto lo que no lo es,

valiéndose de palabras o de obras aparentes y fingidas, sino

comprender que las competencias educativas llevan a la

verdad, al conocimiento.


Si la Republica Dominicana quiere incorporarse a un Estado

en desarrollo, debe entender que tan solo se logra a través de

la educación y la ME tiene el 4% para ello, solo falta la acción

real.

Una acción general de todas las entidades que ofrecen

educación, y no tan solo buscar una rodaja del pastel sin

pensar en el futuro, deben comprometerse a ambiar el

último informe de la UNESCO donde establece que hemos

logrado avances en el aprendizaje en los niveles primarios,

pero continúa por debajo del promedio de la región, y el país

mantiene una alta proporción de estudiantes en el nivel más

bajo de desempeño.

Por lo tanto, se necesita una verdadera formación del

educador por su rango de excelencia, (RAE), por su superior

calidad o bondad que le hace digno de singular aprecio y

estimación de su trabajo, y como dice Schleicher (como se

citó en Passarinho, 2018) que “La calidad de la educación

en un país nunca será mejor que la calidad de sus maestros,

entonces, qué hacemos sumergiendo aún más en la pobreza

a los actuales y futuros maestros.

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